"Los viajes del viento" de Ciro Guerra, un apasionante recorrido por la música y la geografía del norte de Colombia, fue saludada el jueves con bravos y una intensa ovación de pie en el Festival de Cannes, que la presentó en la selección oficial Una Cierta Mirada.
La película narra la historia del juglar Ignacio Carrillo (interpretado por el músico Marciano Martínez), que decide emprender un largo viaje por el norte de Colombia para devolver su acordeón al músico que fue su maestro. Un acordeón que se dice perteneció al diablo. Un joven que sueña con ser juglar (Yull Núñez) decide acompañarlo en el viaje para aprender con él.
Pero la historia es sólo una excusa que le sirve al cineasta de hilo conductor para llevarnos por un apasionante viaje por esas regiones norteñas de Colombia, para invitarnos a conocer su música, su geografía y la humanidad de su gente.
"Los viajes del viento" es el segundo largometraje del director colombiano, después de "La sombra del caminante". Guerra sorprende con una obra totalmente distinta a la primera, que del blanco y negro pasa al color, del medio urbano al rural, de las secuelas de la violencia a la música y sus personajes legendarios, de la exploración íntima de los personajes a la representación costumbrista y a los grandes paisajes.
Sólo la inmensa humanidad y la belleza plástica de las imágenes aunan "La sombra del caminante" y "Los viajes del viento", confirmando que Guerra es un cineasta talentoso que tiene más de un color en su paleta.
"En el cine hay muchos estereotipos respecto a Colombia". En la región de Valledupar, donde se filmó y se estrenó la película, "la gente nos decía que era la primera vez que se veían en una representación que correspondiera a la realidad", comentó el director colombiano en entrevista con la AFP.
"Es triste que el campesino colombiano haya sido reducido solamente a su relación con la violencia. En la tierra colombiana hay un mundo muy rico, lleno de poesía y de magia. Hay una gran diversidad, y reducir su representación sólo a la droga y a la violencia es injusto", estimó.
La de mi película "es una Colombia que no existe en el cine ni en los medios, pero que para mí son las verdaderas voces del país", recalcó.
"Yo soy de la región y crecí en contacto con la tradición oral, con los mitos, con las leyendas, con la música en el estado más puro. Esta es la película que siempre quise hacer, pero pensaba que era imposible", dijo, explicando las dificultades de rodaje.
"Filmamos en 85 locaciones de cinco departamentos distintos, con temperaturas que iban desde 40 grados hasta cero grados, tuvimos que desplazarnos en todo tipo de transporte, desde lanchones hasta mulas, y a veces dormir al aire libre", contó.
La relación fue posible gracias al éxito internacional de "La sombra del caminante", que "nos abrió muchas puertas". "Tuve una verdadera producción y pude consagrarme al aspecto artístico", explica.
Respecto al cine colombiano, del que muchos críticos señalan un nuevo auge, Guerra estimó que "cinematográficamente, Colombia es un país que está todavía por descubrir, que aún no ha contado sus historias. Hay miles de historias para contar y miles de almas por descubrir. Si logramos interesarnos en ellas, tendremos un cine que le hable al mundo".
No obstante, señaló, "nuestro cine tiene una historia breve, pero tiene historia, nosotros estamos andando el camino que abrieron los pioneros con mucho esfuerzo, los Victor Gaviria, Francisco Norden o Sergio Cabrera".
"Los viajes del viento" se estrenó en Colombia el 30 de abril y ya ha tenido más de 85.000 espectadores. Hoy, la acogida que le dio el Festival de Cannes le abre nuevos horizontes y le permite esperar un recorrido similar al de "La sombra del caminante".